Se crea una propuesta alrededor del metro de Bogotá, donde se planteen las estaciones no solamente por la distancia cuantificable, sino por puntos de referencia, espacios abiertos, hitos urbanos, que tengan la posibilidad de conectarse y tener una conexión y apertura metropolitana. En este caso se traslada la estación propuesta para la calle 45 con Caracas, a la calle 42, para conectarse con el Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán. Buscando generar un idioma común entre la Infraestructura y la Arquitectura, se toma la estructura del metro y se fuga en unos muros los cuales de manera objetual se enlazan con el Centro Cultural. Los espacios trazados por los muros serán horadados para permitir un mercado de flores, creando una plataforma y esta acceso a luz natural. Además de vincularse con el río Arzobispo como eje natural.